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Apoyar la educación en emergencias:

un estudio de caso del sur de Sudán

Alison Joyner

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Emergencias permanentes y posibilidades de desarrollo

Las 'emergencias' la guerra, la hambruna y los desastres naturales dan lugar a necesidades básicas acuciantes. Techo, agua, alimentos e instalaciones higiénicas y sanitarias son las prioridades habituales, especialmente cuando se producen movimientos de población a gran escala. La inseguridad, las tensiones políticas y el miedo suelen agravar unas condiciones físicas de por sí difíciles.

¿Hay tiempo para analizar la importancia de la educación en tales situaciones? La respuesta debería ser, inequívocamente, 'sí'. La educación debería ser una parte esencial de las operaciones de socorro en situaciones de emergencia. En la práctica, sin embargo, las necesidades educativas en las emergencias quedan relegadas ante las exigencias de un socorro más convencional.

Un ejemplo que viene del sur de Sudán muestra cómo se pueden abordar las necesidades educativas en una situación de emergencia. Las iniciativas autóctonas destinadas a restablecer y mejorar los servicios educativos recibieron el apoyo de un grupo de organizaciones que trabajaban en el marco de la operación de emergencia. Un sistema flexible de educación del profesorado constituye el centro de un programa que invierte en las personas, en vez de hacerlo en edificios. El programa subraya la importancia crucial de la participación de las comunidades locales, de quienes depende el éxito de la educación en las escuelas rurales de enseñanza primaria.

La mayor parte de las operaciones de socorro se realizan hoy en zonas de conflicto. Entre éstas figuran, junto con Sudán, Ruanda, Bosnia, Angola, Liberia, Somalia y otras. Estas 'emergencias complejas' comienzan a ser una realidad permanente, y no una interrupción temporal de un proceso de desarrollo que pronto se verá restablecido (1).

El 'desarrollo', en su sentido de cambio a largo plazo, se ve afectado de manera irrevocable por este tipo de emergencias. La violencia y la inseguridad llegan a ser parte de la vida cotidiana. La gente se ve obligada a trasladarse, en ocasiones más de una vez, para escapar del conflicto. Alguna forma de 'normalidad' se restablece en ese contexto traumático.

La sociedad afectada prosigue su desarrollo a través de la crisis. De este modo, la propia crisis puede crear oportunidades además de problemas. La manera de abordar la emergencia debe tener presente sus consecuencias de largo plazo. La educación es un aspecto crítico en este enfoque.

El caso del sur de Sudán

La 'emergencia' en el sur de Sudán comenzó en 1983. La guerra civil entre el norte, mayoritariamente musulmán y árabe, y el sur cristiano/animista y africano ha destruido los escasos servicios sociales y las infraestructuras que existían anteriorment. Cientos de miles de personas han tenido que abandonar sus hogares. Las estructuras familiares y sociales se han visto gravemente alteradas.

La falta de instalaciones educativas tiene graves consecuencias para las operaciones de socorro. Resulta cada vez más difícil, por ejemplo, encontrar personas con suficiente educación escolar como para ser formadas como trabajadores sanitarios. Esta situación tiene graves consecuencias ahora y en el futuro mientras la guerra sigue su curso.

En 1988 comenzaron a establecerse de nuevo escuelas en las zonas controladas por el SPLA (Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés) en el sur de Sudán. Se crearon numerosas escuelas en zonas rurales, donde anteriormente jamás había habido una escuela. Fue un avance positivo impulsado por la emergencia. Las escuelas son gestionadas y financiadas por las comunidades locales bajo la supervisión de los servicios de socorro de las dos facciones del SPLA: la SRRA (Asociación para el Socorro y la Reconstrucción de Sudán) y la RASS (Asociación para el Socorro del Sur de Sudán). Se estima que unas 900 escuelas funcionan actualmente en estas zonas.

A los profesores de estas escuelas no se les paga. Algunos, los menos, poseen experiencia y una buena cualificación. La mayoría no cuentan sino con unos años de escolarización y carecen de formación docente. Muchas escuelas funcionan bajo los árboles. Las escuelas se construyen por lo general con los materiales disponibles localmente. Existen algunas estructuras permanentes dejadas por el gobierno anterior y las aportaciones de las ONG, pero se encuentran en ruinas y no hay medios para reconstruirlas. Casi no hay libros de texto y el material escolar básico es inadecuado.

Las niñas son minoría en las escuelas. Se estima que sólo entre el 1% y el 10% de los escolares son niñas. Hay factores culturales que obstaculizan seriamente un cambio rápido en esta situación.

Apoyo para las estructuras existentes

Hasta 1993 el apoyo que se ofrecía a las escuelas en determinadas zonas era limitado. Ciertas ONG y el UNICEF proporcionaban los materiales y un poco de formación. Al ser una operación de 'socorro de emergencia', la Operación 'Lifeline Sudan' (OLS, constituida por diversas organizaciones que operaban en Sudán bajo la cobertura de Naciones Unidas), tardó mucho tiempo en reconocer la importancia de la educación dentro de su esfera de actividad.

El Comité para la Coordinación de la Educación (ECC) de la OLS (sector sur) se constituyó en febrero de 1993. Está integrado por representantes de la RASS, la SRRA y diversas ONG, además de algunas iglesias dedicadas a labores educativas y el UNICEF.

El ECC se propone consolidar la educación en todas las zonas del sur de Sudán controladas por el SPLA y financiar las estructuras educativas ya existentes auspiciadas por la RASS y la SRRA. Su éxito reside en la voluntad de cooperación de todas las partes implicadas para mejorar la calidad de la educación de los niños en el sur de Sudán.

Establecimiento de prioridades

El ECC ofrece un foro para la discusión entre los responsables locales del sistema existente representados por la SRRA y la RASS y cuantos deseen apoyarlos. El proyecto se ha ido encauzando poco a poco, perfilando las prioridades e identificando la educación del profesorado como actividad esencial, basada en los siguientes principios fundamentales:

" El profesorado necesita mejorar su nivel educativo, además de su formación profesional. Esto se recoge expresamente en el concepto de educación del profesorado, y no sólo formación del profesorado.

" Mejorar la educación y la formación es invertir en personas capaces de sobrevivir a la destrucción física. Los maestros formados en programas anteriores reaparecen de nuevo, en ocasiones a cientos de kilómetros del lugar en el que recibieron su formación.

" Para mejorar la calidad de la educación en la escuela es esencial contar con un profesorado competente.

" Los maestros son miembros respetados de la comunidad. El concienciarles sobre la importancia de cuestiones como la salud, la educación de las niñas y las necesidades psico sociales es un primer paso decisivo para un desarrollo a largo plazo acorde al acultura de estas áreas.

Cursos de capacitación del profesorado

Mejorar la formación del profesorado en el contexto de la guerra, así como fomentar su flexibilidad y su movilidad son aspectos vitales. Cuando la inestabilidad se apodera de una zona, la población se ve obligada a desplazarse, y las organizaciones se retiran. Los recursos también deben ser móviles.

Materiales para la formación

El ECC desarrolla un proyecto para la educación del profesorado por módulos, que consta de cinco niveles. Cada uno de estos niveles exige la realización de un curso de capacitación de dos a tres semanas de duración realizado dentro de Sudán, que incluye en su programa temas académicos y profesionales.

Se están redactando materiales para la educación a distancia por parte de educadores que o bien son del sur de Sudán o bien cuentan con amplia experiencia en la región. Los materiales se han concebido para su uso continuado como textos de referencia, tras un contacto intensivo, aunque limitado, con los tutores de los cursos de capacitación.

Asimismo, se facilitan libros de texto, escritos en inglés y en las lenguas vernáculas, para reforzar los cursos de educación del profesorado (2) y se proporciona a los participantes la información necesaria para el uso de los libros como parte de los módulos.

Capacitación de formadores

El objetivo a largo plazo es formar un número suficiente de formadores sudaneses, con el fin de impartir los cursos sin recurrir a personal expatriado. Esto puede llevar algún tiempo, dado que el número de maestros capacitados para trabajar como formadores es en la actualidad muy reducido. Entretanto, el personal de las ONG es imparte los cursos, con apoyo de profesores de Kenia y Uganda.

Algunas ONG internacionales cuentan con personal del sur de Sudán. Estas personas desempeñan una función vital como vínculo con la población local, y ayudan a evaluar la adecuación de los cursos y su rumbo futuro.

Antes de comenzar los primeros cursos, el CEE auspició la celebración de un taller para presentar los materiales de los cursos y los libros de texto ante 60 profesores y coordinadores educativos muy experimentados. Estas personas colaboran hoy activamente en el desarrollo de los cursos de capacitación en sus respectivas zonas. Asimismo son responsables de ayudar y asesorar a los maestros que asisten a los cursos cuando regresan a sus escuelas (3).

La importancia psico-social de las escuelas en las zonas de guerra

Las escuelas tienen una importancia considerable en las zonas de guerra, especialmente entre la población desplazada. Son un símbolo del retorno de cierta forma de rutina reconocible. A menudo figuran entre las estructuras comunitarias cuyo restablecimiento es prioritario durante o después de las conmociones provocadas por la guerra.

Las necesidades psico sociales han sido objeto de creciente atención en los últimos años. Las escuelas son el foro ideal para llegar, por medio de los maestros, a los adultos y a los niños afectados por la guerra. Los cursos de educación del profesorado incluyen un módulo de discusión para aumentar la conciencia de los maestros acerca de las necesidades psicosociales. En ciertas zonas ya se ha puesto en marcha un programa de formación del profesorado más avanzado, y está previsto ampliar esta iniciativa.

Apoyo comunitario a las escuelas

La clave para el apoyo de las escuelas reside en las comunidades locales. Las escuelas eran inicialmente entidades locales, gestionadas por personas que ofrecían voluntariamente su tiempo a cambio de cualquier pago en especie que la comunidad tuviese a bien ofrecerles a cambio (por lo general nada). Los edificios escolares son construidos por los habitantes del lugar. Los Consejos de Padres y Profesores, junto con los mayores de la aldea, supervisan esta participación.

La administración civil no ofrece ningún tipo de ayuda material a la educación. Los escasos fondos de que disponen las organizaciones exteriores se destinan principalmente a proporcionar recursos, como la formación, que resulta imposible encontrar en Sudán. La gestión diaria de las escuelas se verá amenazada si depende del apoyo, inevitablemente precario, de las organizaciones que operan en el contexto del 'socorro'.

Las agencias del ECC han estudiado diversos modos de estimular el apoyo de la comunidad local. Para ello se han facilitado materiales que complementan el apoyo de la comunidad, como semillas y herramientas para crear huertos escolares (600 entre 1993 y 1994). El objetivo es capacitar a las escuelas para que produzcan verduras y hortalizas que puedan contribuir a la manutención de los niños y los profesores. El huerto escolar debe servir como experiencia educativa para los alumnos. Otra forma de aportación es la distribución de materiales de costura entre los grupos de costureras, para la confección de ropa escolar.

Los grupos de costureras han recibido telas y material de costura en diversas zonas piloto. Parte de la tela (por lo general dos tercios) se destina a la confección de ropa para los alumnos y los profesores, dando preferencia a los vestidos de las niñas. Los beneficiarios cambian la tela por otros productos, lo que proporciona a la escuela unos pequeños ingresos. La tela sobrante es el salario de las mujeres. UNICEF suministra nuevas telas previa recepción de documentos que demuestren que la ropa ha sido confeccionada y entregada a la escuela.

Los materiales educativos básicos, en forma de 'estuches' escolares, también son facilitados por UNICEF a todas las escuelas. Los estuches (que en la actualidad están siendo revisados) contienen tizas, cuadernos, bolígrafos, lápices y una pelota. Ninguno de estos artículos puede adquirirse en el sur de Sudán.

Mirando hacia el futuro: cuestiones clave

Lo que hasta ahora se ha conseguido en el sur de Sudán es tan sólo el comienzo. A medida que el sistema evoluciona, es preciso considerar diversas cuestiones en el marco de la estructura de educación del profesorado que se ha establecido.

Calidad de la educación escolar

El impacto de las mejoras en el terreno educativo debe medirse en términos de calidad y adecuación al sur de Sudán. La escuela debe proporcionar habilidades para la vida útiles en un contexto rural donde la mayoría de los niños no pueden permitirse más que unos cuantos años de educación primaria. Los materiales y los métodos existentes tendrán que ser revisados a la luz de la experiencia de los cursos de educación del profesorado, tras realizar un seguimiento exhaustivo de los mismos y con la participación de las comunidades correspondientes.

Certificación/evaluación

La evaluación y la expedición de certificados representa un reconocimiento importante tanto para los maestros en ciernes como para los alumnos, pero también debe reflejar aquellos logros que sean relevantes para sus titulares.

Los exámenes escolares deben realizarse tras estudiar los sistemas vigentes en los países vecinos, de manera que los certificados sean homologables en la medida de lo posible. Los pocos alumnos que puedan continuar su formación una vez concluida la etapa de educación primaria tendrán que realizar sus estudios fuera de Sudán, al menos en el futuro próximo.

El arbitraje externo debe ser prioritario tanto en los exámenes escolares como en los de educación del profesorado.

Acceso

El desequilibrio existente entre el número de niñas y niños escolarizados exige una atención urgente. Es esencial comprender los factores culturales que obstaculizan la asistencia de las niñas a la escuela. Sólo trabajando con la comunidad para concienciarla de la importancia que tiene la educación de las niñas será posible modificar la situación actual.

Es preciso igualmente buscar fórmulas para mejorar el acceso a la educación de todos los niños, pese a las limitaciones impuestas por la escasez de maestros y de recursos. El apoyo a los coordinadores educativos locales en la planificación del proceso cuya importancia ya reconocen claramente es un desafío importante para el personal de las ONG y otras organizaciones que trabajan en el sur de Sudán.

Cuando una escuela recibe atenciónmateriales educativos y formación del profesorado el número de niños que asisten a ella aumenta invariablemente. A medida que las comunidades rurales vayan convenciéndose de que la calidad y el acceso a la escuela mejora, los índices de asistencia mejorarán.

Conclusión

La experiencia del sur de Sudán ofrece lecciones sumamente valiosas para otras situaciones de conflicto. Pone de manifiesto que la educación es un componente posible y al mismo tiempo esencial en las operaciones de emergencia.

Los elementos clave del programa pueden resumirse como sigue:

Notas

La autora

Alison Joyner fue responsable de proyectos educativos de UNICEF/Operación 'Lifeline Sudan' (sector sur) entre 1992 y 1994. Anteriormente fue profesora en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Jartum. Posteriormente fue nombrada Directora de proyectos educativos de SCF (en el Reino Unido) para el Programa en el Sur de Sudán. En la actualidad es Consejera de Educación de SCF en Lhasa (Tíbet).

Este artículo se publicó originalmente en Development in Practice, Volumen 6, número 1 (1996).


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