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Definiendo las necesidades locales:

un estudio diagnóstico basado en la comunidad en Etiopía

Yezichalem Kassa y Feleke Tadele

Introducción

En Etiopía, Oxfam lleva mucho tiempo mostrando interés en que los programas para el desarrollo basados en una comunidad reflejen las necesidades y las prioridades que son percibidas a nivel local. Especialmente en aquellas zonas donde ha habido un compromiso de larga data, el estudio diagnóstico (diagnostic survey) ha demostrado ser una herramienta valiosa y flexible de seguimiento y de re-evaluación de los objetivos del desarrollo con grupos de la comunidad.

El estudio diagnóstico utiliza técnicas de Evaluación Rural Rápida en una serie de diálogos y de interacciones. La intención del estudio que se describe aquí fue determinar si los programas de desarrollo de la Misión Católica de Dubo (servicios de salud materno-infantil y de abastecimiento de agua) eran las actividades de desarrollo apropiadas para comunidades que no habían participado previamente en las mismas.

Antecedentes

Los Misioneros Franciscanos de Nuestra Señora que se encuentran en la Misión Católica de Dubo llevan 23 años ejecutando un programa de promoción de la salud materno-infantil en las comunidades rurales de la wereda (distrito) de Bolosso Suri en la región de Wollayita. Oxfam ha suministrado apoyo financiero e institucional a varios componentes del programa desde 1974. Junto a ello, en 1984 se estableció un programa de abastecimiento de agua a zonas rurales, destinado a proteger los manantiales para mejorar la calidad y la cantidad del suministro doméstico de agua. Oxfam aún está financiando ambos programas.

La fase actual del programa de salud materno-infantil abarca 18 asociaciones campesinas procedentes de cinco puestos de salud, con una población destinataria potencial total de 5.620 niños menores de cinco años. El programa trabaja estrechamente con las oficinas regionales y de distrito del Ministerio de Salud. Los asistentes sanitarios del Centro de Salud del Distrito de Areka acompañan al personal de salud materno-infantil de Dubo para llegar a los emplazamientos de las actividades de promoción, y también vacunan a todos los niños menores de un año. El personal del programa remite los casos graves y las mujeres embarazadas en situación de alto riesgo al Centro de Salud de Areka.

Durante 1993, los cambios administrativos que se han producido en la wereda de Bolosso Suri obligaron al Centro de Salud de Areka a hacerse cargo de las asociaciones campesinas de Dangara Salata y Dangara Madelcho. Las dos comunidades se incorporaron al programa de salud materno-infantil de Dubo en enero de 1994, después de realizarse un estudio de diagnóstico. De este proceso se encargó el personal de la Misión de Dubo como un ejercicio de capacitación, y fue facilitado por Oxfam.

Resultados del estudio

Las asociaciones campesinas de Dangara Salata y Dangara Madelcho se encuentran situadas a unos 15 km. al noroeste de Areka, la ciudad más importante de la wereda de Bolosso Suri. Aparentemente fueron habitadas hace 150 años por un jefe llamado Dangara. Cuando se formaron estas asociaciones con sus límites actuales, se les dio el nombre de los dos hijos mayores de ese jefe: Salata y Madelcho.

Se estima que la población actual de las asociaciones campesinas de Dangara Salata y Dangara Madelcho es de 9.537 y 8.600 habitantes respectivamente, con una media de siete personas por unidad familiar. La mayoría de los habitantes son de origen étnico Wollaita, y son cristianos vinculados a las Iglesias etíope ortodoxa, católica y protestante.

Se ha producido un cambio considerable en los patrones socioeconómicos de la gente que vive en las zonas de estas asociaciones campesinas. En la actualidad existe una gran densidad poblacional, una gran escasez de terrenos cultivables, y pocas oportunidades para realizar actividades no agrícolas. Todo ello fue ilustrado por la población local a través de un ejercicio de historia lineal.

Rutas de reconocimiento y pautas laborales

El río Alolla, que supone la principal fuente de agua para fines pecuarios y domésticos, perfila el límite occidental de las dos asociaciones campesinas. Se esbozaron mapas del entorno físico con grupos de hombres y de mujeres. Las fuentes de agua disponibles, los barrancos, los terrenos agrícolas, los árboles, las oficinas y las residencias de las parteras tradicionales y de los que practican la circuncisión estaban indicados en los mapas.

También se recopiló con grupos de hombres y de mujeres un análisis de los sistemas de producción agrícola practicados por los agricultores y las pautas de trabajo y los requerimientos de mano de obra de los cultivos. Se identificaron claramente cuatro estaciones, en función de las pautas de trabajo de los hogares predominantemente agrícolas.

La mayoría de las familias mostraba la tendencia a construir sus viviendas con tejado de hierba y paja dentro de su propia tierra de labranza. Sus tierras no suelen exceder de media hectárea, en las que se hacen divisiones para cultivar hasta 18 tipos de cosechas. Un campesino, por ejemplo, cultiva enset (falso plátano), taro, batata, col, caña de azúcar, plátano, naranja, aguacate, lúpulo, café, judías, maíz, teff, sorgo, cebada y varias hierbas.

Los rebaños de animales de menor tamaño pastan en terrenos comunales. El ganado pequeño y las crías permanecen atados alrededor de algunas fincas.

Restricciones a la producción agrícola

Los grupos de hombres y de mujeres identificaron sus principales problemas de la siguiente manera:

Gran presión demográfica

Los grupos comunitarios señalaron que el número de familias dependientes del recurso tierra disponible era mayor que la capacidad de producción de la tierra. La mayoría de los hombres jóvenes tienen pocas oportunidades de trabajar en la agricultura. La migración hacia el exterior, posible en el pasado, se encuentra ahora obstaculizada tanto por las limitadas perspectivas de empleo en las zonas urbanas, como por la falta de confianza a la hora de trasladarse de una región a otra a causa de la política gubernamental de regionalización basada en las etnias.

Gran variabilidad de las lluvias

Las asociaciones campesinas han experimentado una incierta pauta de lluvias, ya que las estaciones han comenzado y terminado tempranamente. Los grupos comunitarios declararon que ello había motivado cambios de cultivo y, desde su punto de vista, se desperdiciaron insumos agrícolas. Los agricultores se habían adaptado a los cambios plantando cosechas que toleraban mejor la sequía como enset, batatas, plátanos y café, intercalando cosechas, y basándose más en cultivos de maduración temprana que requieren fertilizantes.

Parcelas limitadas

La parcela media de estas asociaciones no supera media hectárea por unidad familiar. Cuando se casa un miembro masculino de la familia, la parcela familiar se vuelve a repartir. La migración hacia el exterior buscando trabajo temporal agrícola es un recurso utilizado para complementar la producción de las pequeñas parcelas familiares.

Plagas y enfermedades de las cosechas

La mariposa de la batata es una plaga que afecta a uno de los cultivos básicos en ambas asociaciones campesinas. Es necesario adquirir pesticidas para controlar las larvas.

Pérdida de fertilidad de los suelos

Los agricultores no pueden ampliar sus parcelas ni dejar de explotarlas. Existe la idea generalizada de que se podrían lograr mejores cosechas si se dejara la tierra en barbecho. Deficientes servicios de extensión, inseguridad respecto a la tenencia y la propiedad de la tierra, y la triplicación del precio de compra de los fertilizantes como consecuencia de la devaluación del birr etíope, se mencionaron como limitaciones para la fertilidad de la tierra.

Falta de bueyes

El animal de carga es el mayor activo de la unidad familiar, como se confirmó en el ejercicio sobre la estratificación de la riqueza. Se calcula que sólo un 5% de los agricultores de las asociaciones de Dangara Salata y Dangara Madelcho disponen de un par de bueyes para tracción, y un 45% de los agricultores no posee animal alguno y utilizan herramientas manuales para el cultivo. Las herramientas manuales no son eficientes para arrancar las malas hierbas, y los precios de estos utensilios aumentan constantemente.

Los agricultores que no tienen bueyes o bien cambian dos días de trabajo por el uso de un par de bueyes de un vecino, o bien alquilan sus tierras a aparceros, o utilizan grupos de trabajo mutuos (Debbo) para trabajar en una serie de parcelas con herramientas manuales y de forma rotatoria .

Estratificación de la riqueza

Los grupos comunitarios establecieron tres criterios en relación a la estratificación de la riqueza: bueyes, ganado y tamaño de la parcela. Sobre esta base, los hogares de las dos asociaciones campesinas se clasificaron en tres grupos.

Las unidades familiares ricas comprendían el 5% de todas las familias de la zona. Disponían de un par de bueyes, un par de vacas y tres timads de tierra (un timad = 1/5 de hectárea). Las unidades familiares de clase media contaban con un buey, una vaca y un burro, en los tres casos para compartir, y un timad de tierra. En esta categoría se incluyó al 50% de las unidades familiares de las asociaciones citadas.

Los hogares pobres no poseían ganado ni tierra de cultivo, excepto para una casa y un huerto. En esta categoría se ubicaban el 45% de los hogares de las asociaciones.

Problemas de salud

Se mencionaron diversas enfermedades contagiosas como las que mayor efecto producían en la salud de estos pueblos. Se indicó que las fiebres tifoideas, la diarrea, la disentería amebiana, la neumonía y la malaria eran comunes. Prácticas tradicionales comunes de la zona son la circuncisión femenina (es decir, la mutilación genital femenina), el corte de la úvula (extensión del velo palatino, sobre la garganta) y la extracción de dientes.

La desnutrición y la diarrea eran las enfermedades más comunes de los niños. En el calendario de enfermedades que realizaron los grupos de mujeres también se incluían la sarna, las infecciones respiratorias y la disentería. Las mujeres que participaron en las charlas comprendieron la importancia de una inadecuada higiene doméstica y ambiental, el saneamiento deficiente y la dieta insuficiente como causas de estas enfermedades.

La mayoría de la población de las dos asociaciones desea utilizar servicios sanitarios modernos cuando caen enfermos, pero la clínica más cercana se encuentra en Areka, a unas dos horas de camino a pie. Además, la gente no podría costear los altos precios de las medicinas.

Atención sanitaria materno-infantil

Las mujeres normalmente dan a luz en su casa con la ayuda de amigos y parientes. Sólo acuden a la partera tradicional capacitada cuando se presenta un parto largo o se esperan complicaciones. Sólo hay una partera tradicional capacitada para las dos asociaciones campesinas de Dangara Salata y Dangara Madelcho.

En las charlas sobre salud, la mayoría de los grupos de mujeres (10 de los 15 miembros) afirmaron que no asistían a los servicios prenatales. La distancia al Centro de Salud de Areka era la razón principal. Pocas mujeres tenían algunos conocimientos sobre los servicios de planificación familiar; y la mayoría deseaba tener más hijos, principalmente para sustituir a los que habían muerto en la infancia.

Los grupos de mujeres resaltaron la dificultad de ir a buscar agua del río, que se encuentra a cierta distancia de la mayoría de las aldeas de las asociaciones campesinas. La actividad de moler el grano también se mencionó como una de las partes más duras de su carga de trabajo.

Ordenación y análisis de los problemas

Después de cotejar la jerarquía de problemas de los grupos de hombres y de mujeres en las asociaciones campesinas de Dangara Salata y Dangara Madelcho, quedó claro que el agua potable (17 puntos), una clínica de salud (15 puntos) y los fertilizantes (13 puntos) eran las necesidades prioritarias .

Al analizar la ordenación según el género, descubrimos que las prioridades de las mujeres estaban relacionadas con sus trabajos más duros: recoger agua del río y moler el grano. También era una prioridad el establecimiento de una institución sanitaria accesible. Los grupos de hombres consideraron que el agua y la salud eran problemas importantes después de los fertilizantes.

Conclusión

El estudio de diagnóstico emprendido con la Misión Católica de Dubo es un ejemplo de cómo los factores determinantes del desarrollo en una localidad particular pueden precisarse mediante el uso de técnicas de diagnóstico.

El equipo de salud materno-infantil de la Misión de Dubo hizo el siguiente comentario en relación al estudio de diagnóstico realizado en las dos asociaciones campesinas en su Informe Anual del 30 de abril de 1994:

Basándonos en los resultados de este estudio, hemos comprendido que las dos grandes necesidades de la gente son el suministro de agua adecuado y seguro y unas instalaciones sanitarias, ya que estaba completamente privados de ambas.

El 19 de enero de 1994 se fundó un Comité de Salud en Dangara Salata, presidido por el Jefe de la Oficina de Salud de Distrito. El 1 de febrero de 1994 se celebró una reunión con el Administrador Regional sobre [las necesidades] de la comunidad local en Dangara Salata. Ellos [la comunidad] han trabajado y han reparado las zonas más peligrosas de las carreteras que llevan a la zona. Asimismo, los Padres de la Misión de Dubo han arreglado el puente y lo han hecho seguro para nosotros. El Comité de Salud nos ha proporcionado un tukul [la casa local techada con paja] grande y espacioso para nuestro trabajo.

Las comunidades son dinámicas, y los programas de desarrollo deben reflejar este dinamismo. Sólo de esta forma los trabajadores del desarrollo puede esperar que se logren mejoras duraderas en la calidad de vida de la comunidad con la que están trabajando.

Los autores

Yezichalem Kassa es el Consejero de Salud y Feleke Tadele es el responsable de desarrollo comunitario de la Unidad de Apoyo a Programas (Program Support Unit, PSU) de la oficina de Oxfam UK/I en Addis Abeba. La PSU está involucrada en todos los aspectos de las actividades de desarrollo que se realizan dentro del programa de Oxfam en Etiopía y proporciona asesoramiento, formación y apoyo donde sea necesario.

Este artículo apareció por primera vez en Development in Practice, volumen 5, nº 3, en 199


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