¿Asistiendo y encubriendo a los políticos?

Cada vez más, el gobierno británico esta asumiendo el papel de arbitro internacional y, con y sin el mandato de la ONU, tratando de mantener la paz mundial. La supuesta superioridad moral y consenso global que el gobierno utiliza como bandera, aún en medio de una oposición mayoritaria, revela un desprecio por la diversidad cultural y la diferencia de opiniones. Con frecuencia las llamadas preocupaciones `humanitarias' han sido utilizadas para justificar las intervenciones militares y la promesa de la ayuda ha sido utilizada para desviar las críticas. Basada en sus experiencias de trabajo como cooperante después del conflicto en Kosovo, la autora destaca dos puntos principales. Primero, que el caos institucional social y cultural precipitado por el conflicto es altamente predecible y es un poderoso argumento contra las soluciones militares. Segundo que la ayuda no es la panacea universal sino más bien un último recurso que con frecuencia, aún con las mejores intenciones, tiene resultados negativos. El artículo concluye que la ayuda jamás debe utilizarse para enmascarar intereses políticos.
Author: