El día que muera el desarrollo

Existe actualmente una línea de pensamiento entre los intelectuales de Occidente que sacrifica las fecundas narrativas vivenciales en favor de la teoría. Ésta se convierte en una prisión limitando la producción de conocimientos a aquéllos que se generan en la academia occidental. Sin embargo, la teoría no debe ser algo ajeno a la realidad; la teoría debe ser coherente, liberadora, narrativa, cotidiana. La oralidad poscolonial y autoetnográfica utiliza la experiencia personal como herramienta teórica para demostrar que en los estudios académicos sobre desarrollo el experto local queda separado, moral e ideológicamente, de las personas, el conocimiento y las comunidades locales, y por tanto es un representante ilegítimo a quien nunca se debería consultar en primer término.

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