Significado versus medida: ¿por qué los indicadores de pobreza prevalecen todavía?
Actualmente, nadie duda de que la pobreza sea un fenómeno de muchas caras. Sin embargo, la forma de medir la pobreza con criterios económicos en base al volumen de ingresos, gastos y flujos monetarios, es la que goza de mayor prestigio para definir indicadores de desarrollo o para determinar políticas. El principal Objetivo de Desarrollo del Milenio consiste en conseguir el ingreso de un dólar por persona y día; el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y el Índice de Desarrollo de Género (IDG) del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) utilizan formas de medir que privilegian notoriamente el PIB per cápita; y las estadísticas sobre los ingresos de los pobres suelen ser el elemento central sobre el que se define la Estrategia para la Reducción de la Pobreza. Este ensayo analiza la aparente contradicción entre el consenso existente respecto al significado de la pobreza y la selección de métodos con los cuales se mide en la práctica. Se revisa brevemente la historia del significado de la pobreza y cómo se ha medido, y se postula que, si bien el “determinismo económico” ya no tiene la importancia de antes en la definición de pobreza, sigue influyendo a la hora de medirla. Otra sección del ensayo contrasta el valor relativo de las formas tanto económicas como no económicas de medir la pobreza. La pregunta obligada es: ¿por qué las formas económicas de medir la pobreza gozan todavía de mayor prestigio que las no económicas?
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