¿Quién protege en realidad a los civiles?

No se le podría cuestionar a alguien que, con base en el debate actual, concluyera que la “protección de los civiles” es algo que se “hace por” los destinatarios pasivos de la generosidad internacional. Trátese de las intervenciones a gran escala del Consejo de Seguridad de la ONU, o bien las acciones de menor escala que procuran menguar los efectos negativos de la ayuda de emergencia, los civiles que necesitan de protección raras veces son considerados como actores clave de su propio futuro. Si bien pueden ser invaluables las intervenciones externas, no constituyen en absoluto el panorama completo de los esfuerzos de la gente para sobrevivir al conflicto. Esta perspectiva subestima la ingeniosidad de la gente que no tiene otra opción; por lo tanto se pierden oportunidades para ayudar a las comunidades mientras se adaptan a sus nuevas realidades. Por lo anterior las acciones humanitarias más eficaces serán aquellas que no sólo tomen en cuenta las acciones de quienes tienen la responsabilidad de brindar protección, sino también las acciones que apoyen y fortalezcan las decisiones racionales que la gente misma toma para resguardarse del conflicto.
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