Este ensayo, que se basa en un estudio efectuado con metodologías multidisciplinarias a lo largo de dos años, examina el “desarrollo” de una pequeña comunidad rural de Manitoba, Canadá y analiza cómo la comunidad, y las razones para vivir en ella, han cambiado o permanecen inalterables desde finales del siglo XIX, fecha en que fue poblada por inmigrantes ucranianos. La comunidad tiene mucho en común con áreas marginadas de los países del Sur en lo que se refiere a políticas, al ser éstas elaboradas en los centros gubernamentales o por quienes promueven el “desarrollo”.