En 1993, la comunidad internacional reconoció por primera vez que la violencia contra las mujeres (VCM) es un tema de derechos humanos, y es cada vez más percibido como un problema de salud pública global y una barrera para el desarrollo sostenible. Sin embargo, aún cuando existe un compromiso por parte de esta para reducirla a través de programas y actividades de cabildeo, las personas que trabajan en el tema del desarrollo algunas veces se sienten inseguras sobre cómo incluir este tema en la agenda de reducción de la pobreza.